Miguel Ángel López Santoyo
Alumno de la licenciatura en Ciencia Política de la UAM Iztapalapa
En México se ha dado la transición a la democracia de acuerdo a las definiciones mas utilizadas por los politólogos (Aristóteles no era propiamente politólogo pero en su pensamiento ya se describía a la democracia, Sartori, Dahl, Bobbio), es decir la posibilidad real de que mas de un grupo político alterne en el poder periódicamente; sufragio universal efectivo para la designación de cargos políticos; la existencia de contrapesos al ejecutivo etc. Repito esto como características formales de un modelo de gobierno democrático.
Pero es sabido por todos que la verdadera base de un Estado que se haga llamar democrático (o con aspiraciones a serlo), es la legitimidad que éste tenga con respecto de sus gobernados como resultado de ese pacto de los soberanos con sus gobiernos, Pero cuando esas condiciones se encuentran debilitadas y puestas en duda, la oposición o cuando menos desconfianza en las decisiones gubernamentales, se hace notar, no solo por los mismos contrapesos del poder, sino por la sociedad civil que se siente cada vez menos representada por las personas que ostentan los cargos públicos, y lo que es peor aún, la desconfianza y el rechazo a instituciones fundamentales para la vida de un Estado, en específico me refiero a la institución presidencial, y al congreso de la Unión.
El primero llega al poder con una terrible ilegitimidad (aunque se pueda decir que es totalmente legal), no sólo por el número de votos con respecto al universo de votantes posibles, sino también al porcentaje con que obtuvo la presidencia (36.38% PAN, 35.34% PRD IFE ); el segundo no cumple su función representativa, sólo se acercan a sus distritos en periodos electorales, más bien responden a intereses de partido (lógica democrática de los cauces institucionales)entonces que nos podemos esperar de una iniciativa de modificación del régimen de PEMEX (cabe aclarar el término privatización que tanto se empeñan en negar: La privatización es un proceso mediante el cual las actividades, empresariales o no, son transferidas del sector público al sector privado, es decir, entregadas o tomadas del Estado para la sociedad a través de las fuerzas del mercado y la libre competencia) y modificada por el Congreso, por que eso es lo que se va a negociar únicamente, no se aprende de las experiencias pasadas TELMEX, CAPUFE, entre otras, o tal vez por que precisamente por que vieron en ellas un gran negocio, y una fuente potencial de financiación de gobiernos.
Sea por lo que sea, la mayoría de los mexicanos estamos bajo la subordinación de las reglas de la democracia (si es que se le puede llamar así) es decir unos cuantos aprobarán la reforma en los términos que ellos mismos dispongan, y sólo encontrará resistencia en la sociedad civil que no se encuentra representada en el congreso y apelando a la democracia es libre de manifestarse y de expresarse como un mecanismo de contrapeso a las mismas insinuaciones de imposiciones ilegitimizadas.
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